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Mireia, el Veleta y el reto del oro

Desde el domingo, en Budapest, Mireia Belmonte nadará hacia la única medalla que se le resiste en la alta competición: el oro mundial en piscina larga. Participa en seis pruebas.

Mireia Belmonte se ha autoimpuesto otro reto: ser campeona del mundo en piscina larga. Y es muy cabezona. Así que desde el domingo, en Budapest, hay que estar atentos. Su técnico, Fred Vergnoux, y su preparador mental, Richi Serrés, ofrecieron el mes pasado una conferencia ante dos centenares de ejecutivos. El francés contó que en Londres 2012, la noche después de conseguir la segunda plata, Mireia le insistió en que cenaran juntos en la Villa. "Quiero el oro en Río", le soltó. Y él, un poco agobiado, pero a la vez siendo consciente de que no regatea esfuerzos, le contestó: "Vale, pero será veinte veces más difícil". Allí se selló un pacto que culminó en lo más alto del podio en 2016. Ganó el 200 mariposa por un suspiro: tres centésimas sobre Madeline Groves. Cuatro centímetros tras dos hectómetros.

Mireia no es un portento físico. "Calza un 36 de pie y sus manos son pequeñas, Mireia no tiene nada especial. La diferencia está en la cabeza", reveló el entrenador ante el auditorio. En la altura de Sierra Nevada, donde uno solo puede entrenarse o aburrirse, es donde liman las centésimas que acercan al oro. Alberto Martínez acudió al CAR a entrevistarla y eso le robó un poquito del tiempo destinado al descanso. Medido también. Se lo agradecemos. En el ciclo de Río, Mireia se propuso, cada vez que iba a Sierra Nevada, subir un tramo del Veleta (3.395 m) hasta completarlo el último año de un tirón. Un día antes del Nacional, y contra la opinión de Vergnoux al tener que competir, lo subió en 1h:25 a 30 grados... Quería cerrar el círculo. Se lo había propuesto y lo hizo. Como se ha propuesto ser campeona mundial.