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El COI se quita un problema gordo

Thomas Bach, el presidente del Comité Olímpico Internacional, aparece en el centro de la imagen. Con su mano izquierda levanta un brazo de Anne Hidalgo, la alcaldesa de París. Con la derecha hace lo propio con Eric Garcetti, alcalde de Los Ángeles. Los tres sonríen. La fotografía recoge un momento posiblemente histórico para el olimpismo. Los 83 miembros del COI decidieron en una asamblea extraordinaria celebrada en Lausana que en la sesión de Lima, en septiembre, ambas ciudades serán elegidas como sedes de los Juegos de 2024 y 2028. Falta por saber el orden, pero París ha dicho que le gustaría 2024 para coincidir con el Centenario de sus Juegos de 1924, y el responsable de Los Ángeles ha reconocido que no le importaría celebrarlos en el segundo turno. Blanco y en botella.

El COI se quita así un problema gordo para “ganar estabilidad en los próximos once años”, en palabras de Bach. El problema era que las ciudades huían espantadas de la organización de los Juegos. Para esta elección de 2024 fueron cayendo sucesivamente Boston, Hamburgo, Roma y Budapest. El alto precio de las candidaturas, el miedo a sobrecostes, los movimientos sociales contrarios a los Juegos, la falta de credibilidad por elecciones anteriores del COI... Muchas han sido las razones que han llevado a este cenagal, que se desatasca con esta salida consensuada y con dos ciudades fiables y solventes, con tradición deportiva y democrática. En la foto no sale, pero la persona que más ha trabajado en esta resolución ha sido un español: el vicepresidente Juan Antonio Samaranch Salisachs.