Con la Vecchia Signora no se admiten milagros
Ocurrió lo que en Italia todo el mundo se esperaba. Lo que era lógico, en el fondo. Está bien, el Camp Nou es el estadio de la magia, de los milagros. Pero no hay hechizo que pueda derrumbar el muro de la defensa juventina. Sólo dos goles encajados en diez partidos de Champions: la temida MSN, ante la garra y la organización de los de Allegri, se convirtió en un tridente humano, de hecho, inofensivo. Hablan los números: cero tantos marcados en 180 minutos.
Fue una demostración de superioridad clara, la de la Juventus. Tras el espectáculo del 3-0 de la ida, ayer triunfó el pragmatismo de Allegri. Una vez más. Sabía, el italiano, que poniéndose atrás y buscando el contragolpe el pase ya estaba en su bolsillo. En ningún momento pasó apuros, el epílogo parecía escrito tras los primeros 20 minutos, cuando el esperado tempranero tanto de la esperanza azulgrana no llegó.
La Juve no es el PSG, lo avisaron todos en el Bel Paese. Y ayer quedó más claro que nunca: los bianconeri reforzaron su candidatura para volver a llevar a Turín un trofeo ganado solo dos veces y esperado más de 20 años. Real Madrid y Atlético siguen siendo los favoritos, eso sin duda. Pero cuidado, que el mensaje llegue claro a la capital: colchoneros y blancos, con esta hambrienta, organizada y talentosa Vecchia Signora, no se admiten milagros. Para batirla, solo vale la perfección.