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La candidatura a la FEF en la que intentaré seguir mejorando al CTA

Elecciones. Finalmente habrá elecciones a la RFEF el 22 de mayo, así que toca hacer campaña. Cosa harto difícil porque contra Victoriano Sánchez Arminio no se puede ir ni aunque sea por estrategia, es todo un paradigma y no creo que se pueda aventurar que nadie vaya a poder hacerlo mejor que él. Es el mejor presidente que hemos tenido, el icónico, el que hizo la transición desde el arbitraje amateur que teníamos antes al arbitraje profesional que tenemos ahora. No lo sabe nadie mejor que yo, que soy lo que soy gracias a él. Pero también creo en el relevo generacional, en que los que han subido la escalera nos dejen a los que vivimos el momento actual, los que tenemos la experiencia del pasado y la flexibilidad de encajar los tiempos venideros, cambiantes, tecnócratas, los que estamos en el punto vital de poder seguir subiendo peldaños.

Candidatura. Esta, la de Jorge Pérez, la mía, no es una candidatura de enfrentamiento y, en consecuencia, así me gustaría que se demostrase una vez más que nuestro colectivo es diferente. Que los árbitros no están en estas fechas para preocuparse por luchas internas, deben concentrarse en sacar la competición adelante sin más disturbio. Como digo, no es una candidatura de enfrentamiento, es la de aplaudir las muchísimas cosas que se han hecho muy bien durante mucho tiempo y a la vez de apostar por evoluciones concretas. Por ejemplo, apostar porque en el siglo XXI una organización como la nuestra no sea presidencialista, que se trabaje en grupos y con total independencia y poder de gestión.

Mejorar al CTA. Desde esta parte la idea es trasladar los puntos necesarios para seguir mejorando al CTA, que a su vez las hará llegar a sus colegiados. Ideas de cambio que incluyan, por supuesto, como siempre me harto de decir, al fútbol regional y a la violencia. Que todos ellos no serán nosotros pero todos nosotros hemos sido ellos y algún grande habrá quedado por el camino por no haber tenido la debida protección. Y por supuesto, el eje del día después del arbitraje: que nuestros profesionales puedan ingresar en el régimen de la Seguridad Social como todo ciudadano que trabaje, tras más de 17 años de intentos fallidos y promesas a media luz.