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Isco llevó la manija con talento y...¡sacrificio!

Sinfonía del Madrid en la primera parte: Kroos de director, Isco tocando todos los palos, Marcelo muy afinado... Y un equipo entonado, presionante, concentrado y con pegada. El Betis murió corriendo detrás de sombras y del balón. Varane abrió la cuenta para anunciar lo que sería un monólogo madridista. ¿La clave? Todos los hombres de Zidane corrían, incluso Isco. El malagueño sudó, se sacrificó, ahí metido entre líneas, donde entendió que podía ayudar. Zidane le dio libertad y solo una orden: diviértase, pero trabaje. Y lo hizo, incluso firmando el gol de un contragolpe de manual.

Isco se mató a correr, contagiado por Marcelo e impulsado por Kroos. El Madrid se fue al descanso subido en un reactor. Nadie se acordó de Modric, Casemiro o James. El coletazo del Betis fue rápidamente desactivado por la última genialidad de Isco, el 1-5: golazo de toque cruzado. El Madrid es imparable cuando hay toque de corneta y sacrificio.

Donde quiso. Isco se movió de mediapunta donde mejor le pareció. Corrió mucho, apoyó, entró arriba... Jugando así tiene un puesto siempre.

Cambios. El Madrid acabó con Asensio, Isco y Lucas Vázquez, una media ofensiva y joven. No fue el mejor día de Bale, del que se esperaba más.