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Big Sam no era el mejor emblema

Lo de Sam Allardyce se lo podría haber contado cualquiera que sigue más o menos de cerca el fútbol inglés. Lo de Sam Allarydce es sensación de estar por encima del bien y del mal, creencia de que lo inglés está maltratado, conocimiento de lo más sucio del deporte porque lleva mucho tiempo en esto. Para nada Allardyce era un representante ideal para los pross. La federación solo tenía que preguntar a entrenadores, directivos, periodistas. Pero, con esa cosa que tienen los que no cuentan con una idea clara y se cuelgan del péndulo, le tocó a él tras el fracaso del más sofisticado y continental, aunque insuficiente, Roy Hodgson. Y todavía no hemos hablado de lo del Telegraph. Se hará al final. Cuando la federación entrevistó a Allardyce, ¿se olvidó preguntarle por las acusaciones del programa Panorama de hace diez años en las que se sugirió que el entrenador se había quedado dinero de traspasos?

En teoría, la FA sigue investigando el asunto. ¿No se le preguntó por su relación con algunos agentes sospechosos? Las decisiones de la federación suelen tener muy en cuenta la relación del escogido con la prensa y, como Allardyce gusta de irse de copas con algunos de los comunicadores más conocidos, tiene amigos en los medios. ¿Lo del Telegraph? El vídeo muestra a un fanfarrón que no cree en reglas y poco más. Seguramente el rotativo tiene más aunque no lo haya publicado, pero eso que se muestra ya es suficiente para echar al representante futbolístico de la nación.