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Marcelino estaba más guapo callado

Marcelino es del Sporting, es natural. Es de allí, se crió en Mareo. Es del Sporting con todo el derecho. Pero recordarlo esta semana, e insistir en ello, ha sido una melonada que ha ensuciado esta última fecha del campeonato. Como eso se ha unido a que ha dado tres días libres a sus jugadores esta semana y a que no ha sacado la alineación más competitiva posible, el Rayo y el Getafe se sienten mal y lo han hecho saber. Sin aquella declaración de Marcelino, todo hubiera discurrido posiblemente igual, sólo que los descendidos estarían más resignados. Marcelino estaba más guapo callado.

Por lo demás, el Sporting merece un aplauso. Ha luchado a brazo partido contra sus limitaciones, ha hecho un final de campeonato imponente, ha sido conducido con mano sabia por Abelardo, ha contado con una afición ejemplar, llenando El Molinón, paseando sus colores por España con La Mareona. El Sporting es un clásico que pasó una mala época y que ha salvado la temporada de su regreso, la más difícil. A partir de ahora todo será menos arduo. Se acabaron las restricciones para fichar. Podrá ir a más, instalarse de nuevo en Primera, que es su casa, ir subiendo y en su día volver a Europa.

La otra cara son el Rayo y el Getafe, descendidos el día de San Isidro. El Rayo ha dado durante cinco años una gran medida, desde su escasez de medios. Un juego elegante, que le ha mantenido con plantillas modestas, reconstruidas año tras año a coste cero. Una gran tarea de Martín Presa, Miñambres y Paco Jémez. En cuanto al Getafe, han sido doce temporadas contra viento y marea, obra personal y titánica de Ángel Torres, a cuyo esfuerzo no siempre correspondió la ciudad. Ahora a ambos, como al Levante, les toca empezar el camino de retorno. Que les veamos de regreso en Primera cuanto antes.