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Barça-Atleti, algo así como otro Clásico

Estos años que el Atlético ha subido de nivel (en realidad lo que ha hecho ha sido recuperar su lugar histórico), ya se ha agradecido en esta columna y en más sitios el regreso de la gran rivalidad madrileña. Aquello de rival digno para derbi decente pasó a la historia. El Atlético ya le pesa tanto al Madrid como en las mejores épocas. Pero hay algo más por lo que celebrar esta recuperación: la aparición de algo así como un segundo Clásico, que en eso se han convertido sus partidos contra el Barça. Hay rivalidad madrileño-barcelonesa, hay nivel competitivo, hay dos estilos de juego frente a frente. Hay emoción.

El Atlético ya no está entre el grupo de equipos a los que el Barça puede despachar sin más. Ahora comparte con él cabeza de la tabla, llegó a eliminarle en una Champions, le ganó una Liga en la jornada final en el mismísimo Camp Nou. Con su estilo áspero, su juego de aplicación máxima en todas las zonas y su viveza para penalizar el fallo del rival, el Atlético de Simeone no es equipo que salga batido de antemano a ningún campo. Tampoco en el Camp Nou, por mucho que impresione, e impresiona de verdad, esta tripleta de ataque, Messi, Luis Suárez y Neymar. Dos artistas y un percutidor.

Gran partido, que empieza a mirar el mundo con un interés singular. No tanto como el otro Clásico, el genuino, pero se va acercando. Y en Latinoamérica más, por la cantidad de jugadores de aquella región de la Tierra que reúnen entre ambos equipos. El Atleti viene de un disgusto, porque el Celta supo hacer lo que parecía imposible: marcarle tres goles. Pero Simeone y su equipo no están hechos para la autocompasión, seguro que han dejado eso atrás. El Barça dispone de todos, incluido Jordi Alba, que pesa mucho en el ataque. Dos modelos de juego, una misma ambición. Un partidazo.