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Su imperio no habla castellano

Javier Fernández es un chico normal, hijo de un militar y de una empleada de Correos: Antonio y Enriqueta. Un chico de barrio como cualquier chico de barrio: travieso, pandillero, amigo... y futbolista. Javi también perseguía sus sueños a patadas detrás de un balón en Cuatro Vientos, donde emulaba a sus ídolos del Real Madrid. Pero hubo un momento en la vida de este chico normal que le hizo diferente y le terminó haciendo especial. Cuando su hermana mayor, Laura, le llevó a patinar con 6 años.

Los sueños de Javi viajaron sobre patines hasta Estados Unidos con 17 años. Y de ahí a Canadá. Para un deportista sin límites, España era una limitación. “No me quedó otra: aprender o aprender”. Entre los aprendizajes estaba el inglés, que ahora habla con fluidez. Durante la votación de los Premios AS, el madrileño escribió un mensaje en Twitter: “You can vote for me here after being nominated for the @AS_masdeporte award gala. Thanks!”. Javi utiliza asiduamente este idioma, porque en su imperio no se entiende el castellano. En esos días, AS también tuiteó en sus cuentas un texto sobre el patinador, que inmediatamente fue retuiteado por medio centenar de nipones. Entre ellos, su novia: Miki Ando, doble campeona mundial. Javi es un personaje admirado en Japón. Allí es más reconocido por la calle que en España: “Aunque son muy respetuosos y no invaden el espacio”. Allí hace más exhibiciones y graba más anuncios que en su país. Y de allí es su rival, amigo y compañero de entrenamientos: Yuzuru Hanyu.

En el reino de Javier Fernández no se habla español, pero él no pierde el referente de aquel travieso chico de barrio de Cuatro Vientos: “Un día me salté un entrenamiento para ver un Clásico por televisión, aunque luego tuve remordimientos y lo recuperé un domingo”. Por eso quiere volver algún día e inundar su país con esos conocimientos. Para que el imperio de los próximos Superjavis se escriba en castellano.