Críticas a Terry y Pablo Couñago en los libros de Ferdinand y Keane

Boom. Escribir libros de fútbol es un buen negocio en el Reino Unido. Las autobiografías se compran, se leen, se regalan, dan para discutirlas, se promocionan, se hacen colas enormes para que sean firmadas y poder estar cerca del personaje. Se convierten, a poco que se cumplan las dos condiciones que exigen las editoriales, en parte protagonista de la agenda periodística: deben tener una parte controvertida y cosas que no se hayan contado nunca. Sorprende que en España no se lean los libros deportivos en busca de historias, como si fueran un género inferior al periodístico.

Obsesión. Hay dos libros en particular que han llenado páginas de diarios durante semanas. El de Rio Ferdinand y el de Roy Keane, que se enfrenta a esto con la misma estrategia que cuando era futbolista: provocando. En 2 sides, Rio cuenta que David Moyes estaba obsesionado con que a veces el equipo hiciera 600 pases, el doble de los que dio Holanda el día que nos mató en Brasil, por ejemplo. En otras, pedía juego directo y muchos centros al área. Fiel reflejo de la mentalidad del entrenador inglés: a menudo fl otando en la superfi cie, con poco criterio.

Racismo. Al parecer, los jugadores del Manchester United comen patatas fritas (bajas en calorías) el día antes del partido. Moyes acabó con esa tradición. Pero cuando Ryan Giggs le reemplazó, los jugadores le exigieron volver a esa práctica. Sobre John Terry y la acusación de realizar un insulto racista hacia su hermano Anton (que fue cazado por las cámaras de televisión), Rio lo tiene claro: “El más idiota de todos es Terry. Como capitán de la selección y mi compañero en el centro de la defensa debería haber evitado mucho mal rollo si hubiera admitido que lo dijo, aunque no tuviera intención racista”.

Couñago. Roy Keane, por su parte, se mete con sir Alex Ferguson, con Alfe-Inge Haaland (a quien entró con tal brutalidad que la lesión afectó su carrera) y con Carlos Queiroz. A Roy le cuesta aceptar que otros pueden tener razón. Pero lo interesante en este caso es lo que dijo un futbolista al que Keane entrenó en el Ipswich y al que acusó de ser vago, de no estar comprometido con el equipo, y con quien casi acaba a palos: el español Pablo Couñago. Pablo le ha contestado: “Roy es un desastre como entrenador” y “es un fi nal muy triste para un jugador que fue muy grande”. Cualquier día Roy continúa la conversación con Pablo a través de la prensa. O de otro libro.