Estuve ayer en la UCAM (Universidad Católica de Murcia). Allí se reunieron 16 multimedallistas olímpicos españoles. Totalizaban 38 medallas. Nada menos que el 29% de las que llevamos ganadas. El motivo, el Congreso del Olimpismo de la UCAM y las Jornadas Técnicas del COE. La realidad, que esta Universidad se ha convertido en un buen socio del COE y del deporte en general. Su primer golpe de efecto fue becar a Mireia Belmonte, cuando a su regreso de los Juegos de Londres andaba perdida. Después vinieron David Cal, Melani Costa, Eusebio Cáceres, Brigitte Yagüe, Teresa Perales, etc. Les da facilidades para los estudios, y a algunos incluso les patrocina. La UCAM ha hecho suyo, además, el equipo de baloncesto de la ACB.

La cuestión es que la UCAM comienza a sonar fuerte en el deporte, ya es una referencia. Demuestra que invertir en el deporte es rentable. Ahora mismo hay cola entre nuestros olímpicos para formar parte de ese club de élite de la universidad murciana. Algo está cambiando. Hace veinte años esa cola se hacía ante el despacho de Eufemiano; ahora, se hace en las puertas de esta universidad. El que el nombre de la UCAM comience a relacionarse de inmediato con el deporte sirve también como estímulo para la práctica del tan decaído deporte universitario. Falta le hace. Si en la universidad pública el deporte apenas se considera, algunas privadas han encontrado en él su mejor forma de promoción. Y los olímpicos, agradecidos de tener un mecenas.