Estambul es mucho más que Powell

Quede claro que me hubiera gustado que Asafa Powell estuviera en los Mundiales de Estambul. Ver a un atleta de su categoría en el retorno a la pista cubierta (ocho años sin estar en un Campeonato del Mundo) es un pastel que no le amarga a nadie, sino que deleita incluso a los que no somos golosos. El jamaicano lo intentó, pero se le adelantaron dos compatriotas. Ya sabéis como son estas cosas: Asafa tiene la quinta mejor marca del mundo, a cinco centésimas del líder, pero se queda en Kingstom. ¿Es injusto? Quizá, pero, ¿qué hacer?

En la lista de participantes hay un andorrano de 7.47, un atleta de Bangladesh de 7.13 y otro de Kirzigistán de 7.01... Con todos mis respetos: prefiero que ellos no estén y que estén otros. Asafa, claro. Creo que la IAAF debería repensarse su reglamento, porque trabaja en su contra. No se trata tanto de coleccionar número de países participantes, sino de sumar a los mejores atletas del mundo. Powell quería estar en los Mundiales y no va a estar porque la IAAF tiene una normativa que lo impide. A él esa normativa le perjudica, pero favorece a gente de 7.47. Para mí es inexplicable.

Pero los Mundiales de Estambul van a ser de gran categoría. Yo creo que vamos a ver un buen espectáculo, a pesar de que nos perdemos también a Dayron Robles, baja de casi ahora mismo, cuya salud deportiva comienza a preocuparme. Yo le entrevisté en Guadalajara hace algún tiempo y también tenía una lesión. Mientras hablaba conmigo se ponía hielo en una pierna.

Tendremos muchos campeones mundiales vigentes en acción y otras estrellas que no ganaron en Doha, pero que tienen mejor historial que algunos de campeones: Yelena Isinbayeva, Anna Chicherova...

Yo creo que el Mundial de Estambul va a ser muy bueno, muy espectacular y muy atractivo. El fin de semana me quitará o me dará la razón. No descarto algún récord del mundo.

Por cierto, a propósito de Estambul y al margen del deporte: no me canso de repetir que la visitéis, porque es una ciudad portentosa y fascinante, donde puedes visitar mezquitas magníficas y pubs nocturnos dignos de Occidente, ver por la calle a dos amigas, una de las cuales lleva velo y otra minifalda, tomarte una cervecita en medio de un ambiente oriental, fumar pipa de agua (no es mi caso; una vez lo intenté en broma y casi me ahogo), beber el mejor té del mundo (es mi opinión, claro: compré allí un kilo), cruzar a Asia a través de un puente o a bordo de un barco, comer pescado en el Bósforo...

Estambul (antes llamada Bizancio y después Constantinopla) es un mundo en miniatura. Y Turquía un país emergente, que puede llevarse los Juegos Olímpicos de 2020, a los que aspira Madrid. En fin, perdonadme por este inciso poco deportivo.

Y allí, en Estambul, vamos a ver a muchos de los mejores atletas del mundo. ¿Qué hará España? Me gusta ser optimista, pero a veces no queda más remedio que alistarme en el pesimismo. De Doha 2010 volvimos con tres platas. ¿Alguien apuesta por lo mismo?

Por cierto, de aquí hasta que terminen los Mundiales haré un post diario dedicado a Estambul. La ocasión lo merece.