Alonso tiene un arma poderosa

Cuando el desafío pasa por completar 500 millas (algo más de 800 kilómetros) en un circuito peraltado como Indianápolis y a 370 km/h parece evidente que todo puede ocurrir. Se trata de una carrera tan larga como incierta y por eso Fernando Alonso va a utilizar en ella una de sus armas más poderosas: la motivación. Su equipo no es el mejor de la parrilla, el motor Chevrolet que utilizan tampoco y arrancará en una retrasada vigesimosexta posición. Aunque nada es suficiente para dinamitar las aspiraciones del asturiano, que se queda con su buen ritmo de carrera, su experiencia en competición (aunque sea de otro estilo) y su insaciable hambre de victoria. Quiere ganar la Indy 500, así que no va a rendirse antes de tiempo, de eso no hay duda…

Su situación no es la más propicia, otro escenario invitaría a un mayor optimismo, aunque justo por ello hay que apelar a la épica de un piloto de su talento, a lo imprevisible de las carreras, a la enorme alternancia habitual en Indianápolis, a los accidentes… Mientras que un sensacional Álex Palou parece tenerlo todo de cara y es así como se muestra entusiasmado sobre sus posibilidades, Alonso deberá remar contracorriente. Además, con la presión añadida de saber que de no alcanzar su objetivo ahora, deberá aplazarlo durante un tiempo: su próxima etapa en la F1 le privará de estas oportunidades. Si él dice que nada está perdido, hay que confiar en su instinto, es su ambición, aunque la lógica apunte en otro sentido. Mañana lo pasaremos bien. Palou y Alonso se encargarán de ello en una carrera legendaria.