Este dobles consigue sacar lo peor de cada uno". Así, en caliente y sin tapujos, radiografiaba Alberto Berasategui, entrenador de Feliciano López, el desempeño de la pareja española ayer. Más contundente imposible. Definitivamente, la chispa que saltaba con los dos zurdos juntos se ha apagado. No consiguen ser competitivos. Se hace necesario dar otro aire a la pareja de Copa Davis y Marcel Granollers ya ha derribado la puerta con dos buenas actuaciones en Estados Unidos (con Verdasco) y anteriormente en Logroño frente a Suiza (con Robredo). Es el mejor especialista -las dos parejas españolas que están más arriba en el ránking son Granollers-Robredo (27ª) y Granollers-Marc López (29º)- y ha adquirido el suficiente poso en los individuales como para tirar de él en caso de apuro, sobre todo en pistas rápidas. Lo más lógico es que el dobles se configure con Marcel y otro dependiendo de las circunstancias que obliguen el estado o las ausencias de Nadal y Ferrer.

Sería ventajista avivar las ascuas de la decisión de Albert Costa cuando confió en Verdasco (en franca regresión) frente al pujante Granollers. Pero no es de recibo ponerse a especular si se hubiera resuelto la final el sábado. Tampoco funcionó Feliciano, y esta es su mejor temporada. Su grupo era este, Feli y Verdasco sumaron más que restaron en la mayoría de las ocasiones (me repito, sí) y merecían otra oportunidad. No la aprovecharon y hay que cambiar. Sin traumas. Reconociendo la generosidad de los dos, que por supuesto tienen sitio en el equipo. Pero no juntos por ahora.