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Un regalo al líder se paga caro

Se cumplieron los pronósticos deportivos. La efectividad del Real Madrid tuvo su compensación ante un Sporting que tuvo media hora de ilusión, hasta que Damián perdió un balón absurdo y Juan Pablo dejó sitio para el disparo de Di María. Hasta ese momento, el conjunto de Mourinho encontró más dificultades de las esperadas para provocar espacios libres, además de dar aspecto de no fiarse de los jugones rojiblancos, aunque el Sporting de anoche fue un conjunto inoperante en ataque, demasiado blando y sin ideas, para acabar rindiéndose a la calidad del líder. Se pudo soñar en el inicio del segundo tiempo, cuando Botía desperdició una inmejorable ocasión, en una acción en la que confirmó que las estrategias no son una virtud en este equipo.

Como se esperaba, El Molinón presentó un buen ambiente, con presión al rival. Dio sensación de que el Madrid acusó al principio el aire del Templo, pero la diferencia es enorme entre un líder sólido, como es el conjunto merengue, y el Sporting, demasiado inconsistente y con un extraño sistema de juego, sobre todo a la hora de atacar. Por su parte, Iturralde erradicó las dudas que pudieran existir en los visitantes o su entorno, porque, sin influir en el resultado, su rasero provocó más quejas en la parroquia local. En cualquier caso, el colegiado no tuvo influencia en el resultado, que obliga a los de Preciado a pensar en su Liga, que el domingo se reanudará en Vallecas.