¡Que vuelva la reina Yelena!

Yelena Isinbayeva regresa a una reunión de altísimo de alto nivel internacional tras un largo periodo ausente de las grandes citas. Ya sabéis: nulos en el Mundial al aire libre de Osaka, cuarta plaza en el Mundial indoor de Doha, desesperación, año sabático, cambio de enrenador, cambio de residencia, volver casi a empezar... Muchas cosas en no mucho tiempo.

Yelena volvió a competir en Heusden-Zolder y saltó 4,60 con viento, lluvia y frío intenso. Muy buena marca para tan malas condiciones. Luego, en Lignano, hizo tres nulos en la altura inicial, y pocos días después, en Lucerna, se lesionó en una mano al caer a la conchoneta tras un salto de calentamiento y no pudo competir. Había señales antagónicas: la Heusden-Zolder, muy positiva; las de Lignano y Lucerna, preocupantes.

Ahora está en Estocolmo, en la DN Galan, en un estadio mítico que el próximo año cumplirá un siglo, porque se inauguró para los Juegos de 1912. Y lanza un mensaje: "Soy la mejor; nada ha cambiado". Es curioso, porque Yelena suele ser muy prudente en este tipo de declaraciones.

Antes la rusa salía a la pista con media prueba ganada, porque intimidaba profundamente a sus rivales. Como Sergei Bubka en sus tiempos. Ahora no sé si sucede lo mismo, pero sus adversarias deberían tener en cuenta, y supongo que lo tendrán, que las derrotas de Yelena se han producido por sus propios errores, básicamente. No es que las demás la hayan ganado; es que ha perdido ella. Supongo que entendéis el matiz.

Isinbayeva es muy importante para el atletismo, porque nuestro deporte necesita deportistas como ella: que trasciendan las pistas, que sean conocidos hasta por aquellos a los que la pértiga y el atletismo en general no les importa demasiado. Por ello, espero que Yelena vuelva a subir muy, muy alto. Y lo siento por las demás... Por cierto, fijaros en la sueca Angelica Bengtsson, una chica sueca que el pasado día 8 cumplió 18 años, que tiene 4,57 al aire libre este año (con eso ganó los Europeos júniors), pero que en pista cubierta batió este invierno el récord mundial de la categoría con 4,63. Quizá esté ahí la próxima Isinbayeva, aunque ya sé que eso es mucho decir.