Gran Bretaña está a tiro de piedra
El 5 de mayo de 1968, Salvador Cañellas lograba el primer triunfo del motociclismo español en una prueba del Campeonato del Mundo. Fue en el circuito de Montjuïc a los mandos de una Bultaco TSS 125 tras superar a Ginger Molloy, un neozelandés que en el GP del Ulster de 1966 consiguió con otra TSS 125 la primera victoria de una marca española en el Mundial. Desde entonces, y tras ganar ayer Faubel, Márquez y Pedrosa, el himno de España ha sonado otras 355 veces, nueve menos que las 365 que hemos oído el 'God Save The Queen' de Gran Bretaña, dato que hace atisbar que en Misano o MotorLand nuestro país supere en carreras ganadas a la nación que inventó este deporte, una hazaña que da cuenta del nivel que hoy en día tiene nuestro motociclismo.
Lo curioso es que en aquél domingo del 68, Gran Bretaña llevaba ganados 247 grandes premios, es decir, el 70% de sus triunfos tras veinte años de Mundial, mientras que el 30% restante (118) tardó 42 años en conseguirlos. No es fácil buscar una explicación precisa del porqué del éxito de los nuestros y del fracaso de los británicos, como tampoco es fácil entender el ocaso de los italianos (729 triunfos), que este año sólo han ganado una carrera (Iannone, en Jerez), pero de todas las interpretaciones que he leído me quedo con la de Rossi: la clave del éxito del motociclismo español está en el apoyo que federación y patrocinadores dan a la categoría de 125cc. Ayer fue un buen ejemplo, cinco españoles entre los seis primeros: el relevo está asegurado.