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Adelardo

Perea caza a un león rojiblanco

Si el nueve contrario fuera mi padre yo le pegaría igual, hasta que se aburriera". Esta frase que me dijo Griffa se me quedó grabada y, con el tiempo, pude comprobar que, de haberse dado el caso, así hubiera sido. Llegué al Atlético en el año 59 con él, Jones, Ramiro y Álvaro. No tardé en comprobar cómo se las gastaba el argentino. Era un león, duro, agresivo, de esos que prefieres tener en tu trinchera. Su temperamento arrastraba y nunca se encogía para tirar de las orejas al que corría menos.

Fue parte de la columna vertebral de un Atlético impresionante (tres Copas, una Liga y una Recopa). Con el tiempo, recordando con él, llegamos a la conclusión de que para él fue mejor jugar en aquella época, sin tanta cámara, ya me entienden... La verdad es que nada más llegar hizo suyos los colores del club y nunca se me olvidará un partido contra el Hamburgo. Tropezó en el área y el balón le quedaba franco a un delantero rubio de casi dos metros. El alemán remató y Griffa, desde el suelo, interpuso su cabeza recibiendo balonazo y patada. La jugada, milagrosamente, terminó en córner. Ante el Levante Perea le igualará como el extranjero que más partidos ha jugado en Liga con el Atlético y también tiene mucho mérito. En estos tiempos es difícil tanta fidelidad a unos colores.