Contador sacó lo último que le quedaba

Contador sacó lo último que le quedaba

El Tour de la afrenta a los cien años del Tourmalet, el Tour de las riñas y carantoñas entre Schleck y Contador, el Tour del 'fair play' mal entendido ('fair play es el deporte en sí, con su reglamento comúnmente aceptado, a partir de ahí nadie está obligado a más) nos dejó ayer un día, por fin, muy de verdad. El día en que el 'maillot' amarillo sintió el agua hasta las rodillas, justo a las puertas de París. El día en que tuvo que sacar todo lo que le quedaba y más para salvarse del asalto de un mal contrarrelojista, Andy Schleck, que tampoco hizo nada extraordinario. La cuestión real es que Contador acabó agotado.

Estas cosas pasan ahora porque hay menos química en el pelotón y los esfuerzos se pagan. De ahí tanto cuidado en la alta montaña y de ahí esa cara de agotamiento casi desesperado con que pasó la meta Contador, en un puesto indigno de su categoría en esta especialidad. Es verdad que hubo un viento que perjudicó a los últimos en salir, pero aún así ese no es el puesto de Contador, cuyo rendimiento ayer no debemos comparar con el de Cancellara, que rodó con el 'viento bueno', pero sí con el de Menchov, que lo hizo en las mismas condiciones que el madrileño. Contador lo pasó ayer realmente mal. Eso da brillo a su victoria.

Al final, son 39 segundos lo que le saca en la general a Schleck, los mismos del famoso día de la cadena, curiosa simetría. Pero a Schleck, no lo olvidemos, donde más segundos se le escaparon fue en el prólogo, cuando en nueve kilómetros se dejó 42 segundos con Contador. Increíble: perdió el Tour ahí. Schleck es un gran escalador pero un mal contrarrelojista, de ahí tanto drama por un ataque cuando se le salta una cadena en una rampa. Contador, más completo, ha acabado listo de papeles, pero ha acabado. Hoy le espera la gloria en París, a no ser que, contra costumbre, le ataquen. Y así volveríamos a hablar de 'fair play'.