Los que mandan parecen que reconocen sus errores y ahora quieren cambiar todos sus planteamientos. Se han dado cuenta que falta sangre colchonera y que la historia de este club ha estado salpicada de canteranos que han triunfado y han luchado a muerte por el escudo que llevaban en su corazón. Lo único positivo del desastre ante el Málaga era ver en el once titular a De Gea, Domínguez, Camacho, Ibrahima y Antonio López. No es extraño que en el organigrama que manejan para el año que viene el nombre de Amorrortu suba como la espuma. Sus logros son patentes y por detrás vienen apretando gente como Pulido, Atienza, Borja, Koke, Keko y Cedric que ya se manejan para la primera plantilla. Tiene un olfato especial para detectar dónde hay un pelotero de lujo y como director deportivo puede refrendar la misma andadura de Monchi en el Sevilla, sacando perlas de mercados como el brasileño, argentino o de los países del Este cuyos precios están al alcance de la tesorería de los rojiblancos.

El Atlético tiene que iniciar una nueva andadura. Basta ya de la política de fichajes de los últimos años. Incluso para el banquillo se busca gente que sepa trabajar con las promesas como hizo en su día Caparrós con el Sevilla. Basta ya de jugar con fuego y ojo que la temporada es larga y el sufrimiento va a ser importante. Incluso que nadie se asuste si al final los jefes ajustan al máximo el cinturón e intentar que Agüero siga en la casa. El resto va a estar en el mercado y mucho más los que han provocado la actual división que hay en el vestuario. En el Calderón se intentan recuperar valores antiguos de garra, pelea y calidad, que le permitieron ser uno de los grandes.