La Vuelta tiene denominación de origen. Tal es así que en el extranjero no se traduce. La Vuelta es la Vuelta. Como el Tour es el Tour y el Giro es el Giro. No hay muchas competiciones que gocen de este respeto universal. La Vuelta se asocia de inmediato a España, como tampoco podía ser de otra manera, y por ello convertir su maillot de líder en La Roja me parece acertado y oportuno. La Roja se ha ido haciendo con un sitio. La popularizó la Selección en la Eurocopa de fútbol, pero La Roja es una mancha que vamos extendiendo por el mundo con el baloncesto, el balonmano, el tenis, el fútbol sala... ¡hasta Alonso viste de rojo este año! Pues si La Roja es sinónimo de España y de victoria, qué mayor honor para el líder de la Vuelta que vestirla.

Cuestión aparte es si gusta o no. En cuestión de diseños los pareceres son libres. No es, desde luego, aquella camiseta (blanca con manchas rojas) que el Athletic encargó para jugar la UEFA hace seis años y que tuvo que retirar ante las quejas de la afición, o aquellos maillots del Acqua & Sapone que vestían a los ciclistas de cebras. Éste tiene un diseño moderno, pero no transgresor. En cualquier caso, tampoco se trata del diseño definitivo, pero por ahí irán los tiros. Con tiras de guepardo o sin ellas, con líneas de carretera o sin ellas, el caso es que el maillot de la Vuelta será también La Roja para orgullo del ciclista español que la vista cuando se dé el caso, que se dará. Y, mientras, bienvenido el debate, que sobre gustos no hay nada escrito.