Sergio Canales se ha convertido en el jugador revelación de la temporada. La empezó como un tapado. Mandiá no contaba con él, Portugal lo ha sacado de la reserva, lo ha puesto en el equipo y ha deslumbrado. Bueno para Portugal, que así pasa de ser el hombre que trajo a Faubert a ser el hombre que nos permitió conocer a Sergio Canales. Desde que ha comparecido no hace más que llamar la atención. Marcó con facilidad en el Bernabéu un gol que le anularon mal; marcó dos en Cornellá; marcó dos más en Sevilla, magníficos, con soluciones distintas, serenas, elegantes e indefendibles en ambos casos.

Y resulta que queda en libertad a fin de temporada, así que es un pastel a la puerta de un colegio. Pernía no se tomó prisa en renovarle, quizá por no dejarse atropellar por el agente-padre. Un caso como el de Mata con el Madrid, sólo que con la complicación de un acuerdo con Lendoiro por el que éste se llevaría la mitad de un posible traspaso. Canales ya era una estrella en las selecciones inferiores, quizá la figura de la generación Keko, Thiago, Rochina y demás, pero sin contrastar en el fútbol adulto... hasta ahora. El estallido ha sido tremendo. No parece casualidad. Se le ve el estilo y la calma de los grandes.

El Madrid tiene ventaja y además maneja la idea, muy práctica, de repetir la operación Garay: ficharle y dejarle un año a préstamo en el Racing, lo que haría menos comprometida la posición de Pernía y completaría su formación. Luego, su llegada en 2011 bien podría coincidir con la salida de Guti, al que se da un aire en según qué cosas. Otros clubes están interesados, pero tengo la impresión de que el Madrid va delante y de que le encaja en su calendario, como encaja en la larga tradición cántabra del club, en cuya gloria tanto tuvieron que ver los Gento, Marquitos, Pachín, Santillana y unos cuantos más.