Tándem para lo bueno y lo malo
Si algo tengo claro en el organigrama técnico del Cádiz es la solvencia del entrenador. A Gracia le considero serio, disciplinado, responsable, cauto y con ideas muy nítidas. Impone respeto en el vestuario y hace lo que les faltó a otros: presenciar las evoluciones de los canteranos cuando el tiempo se lo permite. No huye de la prensa y reconoce sus errores, aunque en determinados momentos se pronuncie prudente evitando propagar las diferencias que pueda tener con Peguero o Muñoz. Es obvio que a Gracia le gusta el fútbol que nos gusta a la mayoría. Sus equipos tratan bien la pelota y lo hacen hasta bonito, lo que se agradece en Cádiz. En definitiva, deberíamos tener entrenador para rato, aunque es de suicida hablar de periodicidades en fútbol.
Respecto a Peguero, que fue quien trajo a Gracia, las horas de fútbol vividas le avalan como un conocedor de la materia hasta límites insospechados. Se mueve a la perfección en este complicado mundillo y cuenta con la virtud, que no todo el mundo posee, de decir las cosas a la cara con la frialdad necesaria dependiendo del momento. Algo impulsivo pero también noble -él mismo me lo ha reconocido personalmente- aunque en el tema de las filtraciones, que las hay en el Cádiz, se lleva más de un bofetón cuando precisamente no es el culpable. En cualquier caso, para lo bueno y lo malo, Gracia y Peguero irán de la mano hasta final de temporada. Eso es lo mejor que le puede pasar a este equipo si quiere hacer las cosas bien en su retorno a Segunda División.