Del Bosque puede estar satisfecho

Del Bosque puede estar satisfecho

Ya está, se acabó. El ritmo de persecución de Bosnia no ha sido suficiente para impedir que a España le sobren dos jornadas completas para clasificarse. Ya somos matemáticamente campeones de grupo, con ocho victorias en ocho partidos, veintiún goles marcados y dos encajados. Bosnia cedió ayer un empate ante Turquía y ya se queda a ocho puntos. España, quién nos ha visto y quién nos ve, ya está metida. Ahora recuerdo que al último Mundial fuimos con repesca, y a la última Eurocopa, la que ganamos, tras algunos apuros en la fase de clasificación. Esta vez ha sido coser y cantar.

El de ayer no fue un partido tan redondo como el de Bélgica, pero sí tuvo ráfagas excelentes. Debió acabar con más goles, pero Torres no tiene en este equipo la eficacia del Liverpool. No ha marcado en esta fase de clasificación ni un gol. Si no fuera por el golazo de la final ante Alemania, estaría incluso cuestionado. Pero sus goles se los pueden repartir entre muchos otros. Ayer marcaron tres que ante Bélgica no fueron titulares: Cesc, Cazorla y Mata. Cesc, por cierto, hizo un primer tiempo colosal, en el que por fin le vi suelto y dueño de todos sus recursos en la Selección. Necesitaba una cosa así.

Del Bosque puede estar satisfecho. Son, desde que llegó, dieciséis victorias y una sola derrota, en la Confecup, donde no pudo contar con Iniesta y apenas con Silva. Quizá haya hecho algún experimento innecesario en algún momento, pero ha sido con gaseosa. El equipo sigue ahí, el tiqui-taca sigue ahí, la alegría sigue ahí, los jugadores entran y salen y el funcionamiento no se altera. El equipo gusta y gana, mete goles, no los encaja (Casillas bate aquí unos récords de imbatibilidad que en el Madrid le resultarían impensables), es un referente en el mundo. Sí, Del Bosque puede sentirse satisfecho.