No olvida a sus íntimos amigos

No olvida a sus íntimos amigos

Ronaldinho Gaúcho y Anderson da Souza, Deco, fueron despachados por Joan Laporta el pasado verano. Lo habían recibido todo del club, pero ellos ofrecieron muchas más cosas. Cobijaron bajo sus alas al nene, al joven Leo Messi, compañero de aventuras y con el que conectaron de manera sensacional tanto dentro del campo o sobre el asfalto de la ciudad. Siempre se buscaban y se encontraban, para deleite de los aficionados, que nunca acabaron de entender la disgregación de aquél súper equipo en el que más de un dedo acusador señaló a los dos brasileños como los grandes culpables del desmoronamiento, cuando de apuntar a otro lado no se hubieran equivocado.

Messi aprendió mucho de ellos. No se esconde nunca, siempre pide la bola y si debe abroncar a sus compañeros, lo hace, con respeto, pero no se arruga. Capaz de descoser la pelota en cada momento, el argentino se ha convertido en un líder, aunque reconoce su entorno que aún le queda. Va por buen camino. Sabe que es el mejor del mundo, pero no se lo cree. Y lo demuestra siempre que puede. Porque le gusta el fútbol, el arte y el recuerdo de sus íntimos amigos.