Alegrías y penurias del Cádiz
Con la llegada de David Cifuentes se cierra el capítulo de fichajes en el mercado de invierno para nuestro Cádiz. Junto a Juanma Delgado, Erice y Álvaro García se cubren esos puestos donde Gracia pedía refuerzos. Ahora no habrá excusas para buscar esa categoría que se perdió gracias a la poca vergüenza profesional de muchos y, errores de otros, incluido el presidente, que terminaron con los huesos del Submarino en Segunda B, lo que no perdona gran parte de la afición. Independientemente de que se haya admitido a trámite la solicitud del club en su reclamación por la alineación indebida de Femenía en el partido del descenso en Alicante, y yo me alegro, la entidad está obligada, más que nunca, a dar a su gente el cariño que merece.
Dice el director deportivo Julio Peguero que la afición debe volver a ser la de principios de Liga y pide unión para lograr los objetivos. Estoy de acuerdo, pero se debe empezar dando ejemplo desde el mismo Cádiz. La unión llega tratando a todos por igual y sin el menosprecio que se le hizo a casi todos los que tenemos la obligación de informar por parte del club, al filtrar sólo a quien interesa en el último fichaje. Si desde el seno de la entidad cadista no se hacen las cosas como se deben, que no soliciten lo que será un imposible para los que verdaderamente sentimos el azul y amarillo sin intereses económicos. Antes de pedir hay que dar, aunque esta temporada quienes dirigen el Cadiz, empezando por la cabeza visible, sólo dan a quien les da la gana.