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Nos quedan Le Mans e Indianápolis

El inexistente Grand Slam del automovilismo consistiría en que un piloto ganase el GP de Mónaco de F-1, el Rally de Montecarlo, las 500 Millas de Indianápolis y las 24 Horas de Le Mans. Semejante hazaña solo la ha logrado Michel Vaillant, un héroe del cómic galo al que no creo que nadie le pueda igualar en la vida real. A nivel de naciones únicamente tres países han conseguido que su himno suene en las cuatro pruebas: Francia, Gran Bretaña y Suecia. Alemania e Italia lo han conseguido en tres y España en dos, gracias a Fernando Alonso (Mónaco) y Carlos Sainz (Montecarlo).

Pero la noticia de que Marc Gené va a disputar las 24 Horas de Le Mans con un Peugeot 908 V12 oficial puede poner a España al nivel de italianos y alemanes, porque el piloto probador de Ferrari tiene nivel y equipo para ganar, victoria que ya estuvo a punto de llegar en 1949 con Juan J. Jover (Delage D6S-3L) y en 1986 con Jesús Pareja (Porsche 962C) al quedar segundos. Otros muchos españoles lo han intentado, como José M. Juncadella que llegó a ir primero en 1971, Palacio y Reh con el Pegaso Z102, los míticos Alfonso de Portago y Paco Godia (primer piloto español de F-1), Villota, Vélez, Fernández, Bragation, Pérez Sala, Soler Roig, Baturone y un largo etcétera de pilotos que la extrema dureza de la prueba terminó con sus sueños. Ojalá que después del 17 de junio tengamos que pedir a Alonso que emule a Montoya y Graham Hill, los únicos que han vencido en Mónaco e Indianápolis, porque Gené ha ganado en Le Mans.