Pedrosa no es Guintoli

Pedrosa no es Guintoli

Pedrosa se ha caído a 192 por hora y anda maltrecho. Ha sido, indudablemente, una mala caída, pero las ha tenido peores; también mejores, porque le hemos visto cómo después de caídas espeluznantes se incorporaba, se quitaba el polvo del mono y salía disparado a coger de nuevo la moto. Las caídas son innatas en un piloto de motos. A lo largo de una temporada se producen más de medio millar. Hay quienes se caen muy poco (Rossi) y quienes se caen una barbaridad. Raúl Romojaro me cuenta que hace cinco años hubo un piloto que se cayó más veces que Grandes Premios corrió. Era un tal Guintoli, que acabó dieciocho veces por el suelo en una sola temporada, con el récord de caerse el viernes, el sábado y el domingo en Jerez.

Y es que las caídas no se producen sólo en las carreras, sino que en los entrenamientos y las calificaciones quizá haya un número aún mayor, pues es cuando se buscan los límites para poner a punto de la moto. En cuanto algo falle, al suelo. Además, sin carrocería. Y siempre a unas velocidades altísimas, con el agravante de que el impacto se produce al momento, sin deceleración. El riesgo que corren los pilotos de motos es tan grande, que cualquier circuito no vale para correr. Las medidas de seguridad son extremas, con espacios abiertos en todas las curvas, y hacer un Gran Premio de motos en Mónaco es, por ejemplo, impensable. Gracias a ello, desde el fatal accidente de Kato se han producido unas 1.500 caídas y todos lo han contado.