Hace dos años y quince días, Sánchez, Ginóbili, Nocioni, Scola, Oberto, Herrmann, Delfino, Gabi Fernández, Wolkowisky y Gutiérrez estaban a once días de proclamarse campeones olímpicos. Asombraron con sus victorias ante EE UU e Italia. Pues hace dos años y quince días, esos mismos jugadores perdieron contra nosotros. Coincidimos en el mismo grupo y les dimos un repaso: 87-76. A quienes iban a ser nada menos que campeones olímpicos. Fue en la segunda jornada, cuando aún no era posible que Argentina echara cuentas para evitar a EE UU. Dos años y quince días después, esos mismos diez jugadores, más Prigioni y Farabello, sustitutos de Montecchia y Sconochini en aquel equipo, vuelven a enfrentarse a nosotros.

Nosotros seguimos siendo fundamentalmente los mismos, pero en una versión mejorada. Gasol, Navarro, Calderón, Garbajosa, Carlos Jiménez, Reyes y Rudy Fernández también jugaron ese partido. Dos años después, nadie pone en duda que todos son mejores que entonces; en este tiempo han ido a más y madurado hasta alcanzar su plenitud. Y hemos cambiado a Dueñas, Iturbe, De la Fuente, Yebra y Comas por Mumbrú, Marc Gasol, Sergio Rodríguez, Berni y Cabezas. Con una diferencia añadida: Pepu sí sabe sacar lo mejor de cada jugador para convertir a la Selección en un equipo que despierta la admiración del mundo y que hasta ahora campeones mundiales (Serbia) o europeos (Lituania) no han sabido cómo parar.