Los pilotos son unos héroes

Los pilotos son unos héroes

La espeluznante caída múltiple en la carrera de MotoGP de Montmeló hiela la sangre. Tres pilotos por los aires, precipitándose contra el suelo quizá a 200 kilómetros por hora tras salir catapultados de las motos, el brutal impacto, el deslizamiento por la arena que pone los pelos de punta, las pesadas máquinas dando vuelta tras vuelta sin control con el peligro de arrollar a esos frágiles y maltrechos cuerpos que, desorientados, tratan de incorporarse. Uno de ellos ni siquiera puede hacerlo. Yace inmóvil. Aún sabiendo que luego fuera quien menos daños sufriera, la imagen impacta. Entonces nos damos cuenta de que estos pilotos son héroes. Héroes que cada domingo nos proporcionan un gran espectáculo a costa de poner en riesgo sus vidas.

Tremendo también este intercambio. Ellos divierten, apasionan, llenan las gradas, protagonizan audiencias millonarias, son famosos, muy ricos los mejores, pero el precio es jugarse de verdad la vida. No sólo los domingos de carrera; también los viernes y los sábados, cuando ponen a punto sus motos o persiguen un buen puesto en la parrilla de salida. Como casi nunca pasa nada, quitamos importancia al riesgo, frivolizamos las desgracias de Gibernau, pedimos a Rossi más de lo que él mismo puede dar... Menos mal que ayer tres pilotos lo pudieron contar. Gracias a su fortaleza y a las extraordinarias medidas de seguridad de Montmeló. Y a que son unos héroes. Pero, no lo olvidemos, de carne y hueso.