La persistencia de Jaca en organizar unos Juegos Olímpicos de Invierno es encomiable. Ésta es la cuarta vez que se presenta. Conviene aclarar que la candidatura no obedece a ningún capricho del alcalde de turno, pues una vez que éste manifiesta su deseo de presentarla, es el Comité Olímpico Español quien la hace suya, con el respaldo pleno del Gobierno de la nación. Es decir, que esto es cosa seria y vamos con posibilidades reales de pasar el corte, que es de lo que se trata ahora. Jaca ha superado los filtros necesarios para convertirse en la candidatura de España, una vez que se han corregido errores pasados y se han recogido los nuevos gustos del Comité Olímpico Internacional en lo que se refiere a la cita olímpica de invierno.

Entre éstos se encuentra el que una ciudad con buenas infraestructuras sea sede de los Juegos. Por eso se ha incorporado Zaragoza a la candidatura de Jaca. ¡Pero si en Zaragoza no nieva! Es que la nieve no es necesaria para organizar las competiciones de hockey y patinaje en un pabellón cerrado, como hizo Turín. Y de Zaragoza a las pistas de Candanchú y Formigal no se va a tardar más que de Turín a las de Sestriere. Así lo contempla el proyecto de la candidatura, que es un proyecto convincente. No ha necesitado tirar la casa por la ventana para lograrlo. Los Pirineos están ahí. Sólo precisan de un circuito de bobs y un trampolín de saltos; el gran pabellón en Zaragoza, luego reconvertible para otros usos, nunca estará de más.