Samaranch lo ha repetido hasta la saciedad. Lissavetzky se lo puso como uno de sus deberes. Si queremos pintar algo en el mundo, nuestros presidentes de federaciones tienen que ocupar cargos internacionales. Es problema de cada uno conseguirlos, aunque el Consejo Superior de Deportes tiene reservada una partida para ayudarles. Con las elecciones ayer de José Luis Sáez y Eduardo Roldán como miembros de los comités ejecutivos de las Federaciones Internacionales de Baloncesto y Deportes de Invierno respectivamente, el deporte español ya ha cogido un poquito más de peso. Importantísimo tener voz y voto allá donde se tomen las grandes decisiones, y el baloncesto y el esquí son deportes no precisamente minoritarios.

Ambos están entre los más practicados del mundo y tienen una alta cotización como espectáculo. La NBA y los Mundiales de baloncesto están entre las competiciones más vistas; el esquí, por su parte, se convierte en deporte olímpico estelar cada cuatro años. Tanto Sáez como Roldán se han trabajado con empeño entrar en los órganos de gobierno que rigen sus deportes a nivel mundial. Para las aspiraciones olímpicas de Madrid no hay mejor noticia. Desde ayer, dos personas más tienen hilo directo con quienes tendrán el voto final. Poco a poco se va logrando el objetivo. De las 29 federaciones olímpicas ya tenemos colocada gente en 24. Nos faltan badminton, gimnasia, natación, remo y tenis de mesa. Hay que espabilar.