Pedrosa tiene manos mágicas

Pedrosa tiene manos mágicas

Veía ayer las imágenes de Pedrosa a través de la cámara que va instalada en el colín, y daba la impresión de que la moto fuera sola, dirigida tan sólo por unas manos sin cuerpo. Cuerpo había, por supuesto, pero tan menudo, tan liviano, que desaparecía al desplazarse en cada curva y dejaba el asiento al descubierto. Como si unas manos fueran suficientes para gobernar una máquina que se desplaza a 300 por hora. ¡Pero qué manos! Manos llenas de magia. Manos que, como las de Alonso, eligen la trazada perfecta en cada metro del circuito. No sé si los 48 kilos de Pedrosa sobre una moto que pesa cien más serán una ventaja o una desventaja. Ése será el debate; la realidad, que Pedrosa asombra a propios extraños.

Asombra no su calidad indiscutible, sino que ya empieza a asomarse entre los candidatos al título. Un título que mientras Rossi esté en activo parece prohibitivo para cualquier otro piloto. Pero habrá que empezar a hablar en pasado: parecía prohibitivo. Rossi no anda fino. Él o su moto. El caso es lo mismo. Será un Mundial precioso si espabila; de lo contrario, igualmente competitivo. Ahí está el título para quien pueda. Entre los que puedan no estarán Gibernau ni Checa, nuestros pilotos clásicos de MotoGP. Ni Elías. Pedrosa, en cambio, anuncia que sí estará. Nada menos que en competencia con pilotos que escupen por el colmillo. No se arredra. Este Pedrosa va camino de ser el Alonso de las motos. Al tiempo.