Mejor, el hijo del presidente

Mejor, el hijo del presidente

En un momento dado del partido de ayer de baloncesto, me vino a la memoria cuando Capello, por aquel entonces entrenador del equipo de fútbol del Madrid, lamentó la escasez de recursos que tenía en la plantilla. Con toda la intención del mundo puso como ejemplo que al mirar al banquillo para hacer algún cambio a quien encontraba era al hijo del presidente. Pues ahora los madridistas miran a su equipo de baloncesto, justo cuando la cosa va en serio, y encuentran sobre la cancha a Fischer, a Scales, a Videnov... Tres jugadores que han llegado al Madrid de refuerzo, es decir, para mejorarlo. ¿Alguien en su sano juicio podría creerse a principio de temporada que estos tres jugadores acabarían jugando los playoff con el Madrid?

De Videnov podrían saber los muy eruditos, aquellos que supieran el nombre de algún jugador búlgaro; del trotamundos Scales, ya es más difícil, quizá alguien que hubiera coincidido con él en China; de Fisher, aparte del 1% de los gijoneses, los veteranos del Madrid que un día aceptaron que se entrenara con ellos. Uno mira, en cambio, al Barcelona y ve a Navarro, que es un titán, a Grimau, que cuanto hace es bueno y cada día mejor, a Marconato, a Basile, a Williams, fichajes de este año, que son alguien en el baloncesto. Maljkovic se ha equivocado gravemente esta temporada, bajo la complicidad de Martín y Herreros, cuyo silencio les hace partícipes de la marginación del jugador español en el Madrid, visto lo que se ha fichado.