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Conflicto por el Paso al Noroeste

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Una polémica reciente entre Canadá y EE UU ha puesto de actualidad un espacio geográfico que durante décadas fue considerado baldío y poco menos que inútil. Discuten por el control del Paso del Noroeste, la vía marítima que une el Atlántico y el Pacífico a través del Océano Glacial Ártico. Con el deshielo en esa zona, esa ruta está cobrando interés económico, pues podría ser transitable por los grandes cargueros y no sólo por rompehielos. La búsqueda de ese camino fue una de las grandes aventuras de la historia de la exploración. Fue un objetivo entre el mito, la esperanza y la geografía que implicó a las grandes potencias.

El imperio español lo buscó con ahínco. Y los británicos enviaron expediciones con el fin de aprovecharlo para evitar el control español sobre el único paso conocido: el Estrecho de Magallanes y el Cabo de Hornos. Precisamente al regreso de su búsqueda -que resultó infructuosa- el británico James Cook moriría en una estúpida refriega con aborígenes hawaianos a causa de un pequeño robo. Pero especial mención merece la peripecia de John Franklin a mediados del XIX, pues se convertiría en el mayor desastre de la exploración polar. Tras las guerras napoleónicas, de las que salieron victoriosos, los británicos pusieron barcos y hombres inactivos al servicio de esta exploración. Franklin era un veterano de Trafalgar y, probablemente, un buen marino. Pero navegar por los hielos es muy diferente. Además, Franklin estaba sediento de gloria, era obstinado y muy poco dúctil a la experiencia. La Armada británica basaba su funcionamiento en una férrea disciplina, algo que era útil para una batalla pero muy poco práctica en medio de los hielos. Ese método de trabajo llevaría a Franklin y sus hombres al desastre, de la misma forma que años más tarde lo haría con el grupo del capitán Scott (también de la Armada).

Franklin (y sus 129 tripulantes) moriría en su barco, que llevaba vajilla de plata para los oficiales, por no saber nada de cómo sobrevivían los esquimales en ese mismo lugar. Por fin, en 1906, tras tres años de expedición, un joven noruego Roald Amundsen llamado a convertirse en el explorador polar de mayor éxito, uniría el Atlántico con el Pacífico. Hoy, debido al calentamiento global y la voluntad reivindicativa canadiense sobre esas aguas y los archipiélagos que bañan, el paso del Noroeste es un nuevo conflicto Canadá-EE UU.