Una de las competiciones reina del deporte son los Mundiales de cross. Carreras por un circuito campestre, salpicado de pequeños obstáculos, donde se enfrentan atletas de diversas especialidades. Una carrera, la del cross largo, que corona al rey de reyes. Pero me temo que los Mundiales estén tocando fondo. Entre el insultante dominio de los africanos (copan los diez primeros puestos, cuando no los veinte), entre que siempre gana Bekele, entre que la carrera corta va contra la esencia con que fue creada la competición (todos contra todos, incluidos los mediofondistas, a una sola carrera) y entre que la edición de este año pilla a Europa con el horario cambiado al ser en Japón, me temo que los Mundiales ya nunca irán a más.

Nosotros mismos, país de enorme tradición en el cross, no hemos sido capaces, por primera vez, de presentar un equipo al completo por renuncia de Eliseo Martín, José Ríos y Alberto García. Tras la disputa del Campeonato de España pusieron punto y final a la temporada de invierno para iniciar su preparación para la de verano. Y de los que van, nuestro mejor atleta, De la Ossa, tiene como máximo objetivo "quedar entre los quince o veinte primeros". Como él, prácticamente todos los atletas europeos, americanos, australianos y asiáticos, salvo aquellos de origen africano. Es el caso de nuestro Mohamed Elbendir, que en la carrera júnior quiere hacer valer sus genes y su preparación en los páramos castellanos. No es mala mezcla.