Con cierto aire de ajuste de cuentas...

Llega el Atlético al Bernabéu con seis victorias y se encuentra encima con que el Madrid se desarma. Deja a Ronaldo en casa. Reservado para Londres, le ha dicho López Caro al nueve. Excusatio non petita, acusatio manifiesta. La verdad me parece que es otra. A Ronaldo sólo le defendía Florentino, y una vez que se ha marchado se queda solo. Raúl gana la guerra de príncipes. Raúl tiene en el mismo agente que López Caro un apoyo. Y el nuevo presidente es muy amigo de Hierro, cabeza de motín, con Raúl, cuando estaba por llegar Ronaldo a hacerse con el puesto de Morientes, que era de la pandilla. Fue en Mónaco. ¿Recuerdan? Otro apoyo.

En fin, a crisis grande, víctima grande. ¿Volverá Ronaldo en Londres? Eso dependerá del resultado de esta noche. Raúl, el príncipe ganador, tiene una responsabilidad extra. Al fin y al cabo, sus palmas frías, sobre la cabeza, con guantes negros al gol de SergioRamos en Mallorca tampoco fueron un alarde de fervor. Él, Michel Salgado (que recibió el gol casi como un disgusto) y Helguera (con sus pipas) componían ese cuadro desolador del banquillo, fotografía de la crisis. Si el estorbo era Ronaldo se verá hoy. Ellos tres están más obligados que nunca porque tienen que borrar esa imagen. Y ya ha rodado la cabeza que pedía el capitán.

Mientras, el Atlético, ajeno a eso, tiene problemillas más manejables. Uno, que van a faltar Ibagaza y Maxi. Quizá no sea grave. Cuando en un equipo hay entusiasmo y funcionamiento, un par de piezas se pueden reemplazar sin daño, aunque sean importantes. El otro es de carácter sicológico. Hace tiempo que el Atlético no le gana al Madrid. Un fantasma paraliza sus mentes y sus piernas (sobre todo las del Niño Torres) cuando ven delante el blanco del Madrid. Esta noche se verán con un Madrid desconcertado, dividido, del que Florentino, diga lo que diga, huye de manera desairada. Si hoy no gana el Atlético, ¿cuándo lo hará?