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Rossi está pasado de vueltas

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Nunca el Mundial de motos ha tenido un piloto mejor que Valentino Rossi. Es el número uno. De él me gusta casi todo. Como pilota, como gana, como maneja y aturde a sus rivales o hasta como celebra los títulos y disfruta de sus victorias. Tiene el glamour de Agostini, dios le ha dado el mismo talento que tuvo Hailwood, no tiene nada que envidiar como showman a Sheene, posee la mala idea de Roberts padre, la finura de Spencer, la agresividad de Gardner, la capacidad de trabajo de Rainey, la inspiración de Schwantz o el instinto asesino de Doohan. Es casi perfecto. Pero ahora quiere ser John Surtees, 'Big John', el único piloto que ha ganado un mundial con una moto y un coche. Sobre dos ruedas están igualados, siete títulos cada uno. Ahora Rossi le quiere emular en las cuatro ruedas. Está en su derecho, pero debe hacerlo sin faltar al respeto al deporte que le ha dado todo, el motociclismo. Si se quiere ir a la Fórmula 1, que se vaya. Si quiere seguir en las motos, que siga. Pero eso de deshojar la margarita caprichosamente, hoy F-1, mañana motos o viceversa, no es serio. Como tampoco lo es meter a un novato como Rossi en unos entrenamientos de Fórmula 1. O menos aún que lo haga con los colores de Marlboro cuando este año su equipo en MotoGP lucirá los de Camel. La avaricia le está pasando una mala jugada.

Y si quiere emular a 'Il Grande John' que empiece por saber que Surtees era serio, muy serio y un enfermo del trabajo. No era un pesetero. Nunca puso el dinero por delante para llegar a la 'Scudería' de Enzo Ferrari. Aterrizó en un momento de crisis con muchos cambios internos y en plena revolución tecnológica (cambiaron el V6 por un V8 y desarrollaron el doce cilindros) , todo muy lejos del exhibicionismo del que ahora está haciendo gala Valentino. Su título lo consiguió de carambola en la última prueba de México tras los abandonos de Graham Hill y Jim Clark, más la ayuda de su compañero de equipo, Lorenzo Bandini, que le dejó pasar para así ser segundo y alcanzar los 40 puntos que le daban el Mundial . Nada le resultó fácil. Como tampoco les resultó a Mike Hailwood (nueve mundiales), Johnny Cecotto (dos mundiales), Nello Pagani (un mundial) y los modestos Kunimitsu Takahashi (primer japonés en ganar un GP de su país) o Ken Kavanagh (australiano que venció un GP de 500cc en 1953 con una Norton) que fracasaron en el intento.

Pienso también que le ha faltado al respeto a Yamaha ausentándose de los entrenamientos de Philip Island para montarse en el Ferrari (que lo haga durante las vacaciones). Incluso a sus rivales que allí estaban trabajando. Y a la afición. Se sabe muy superior. Pero que tenga cuidado porque, aunque es el mejor, Melandri, Hayden, Pedrosa y Honda se lo van a poner difícil. Y ojo a Sete Gibernau y la Ducati. Si el nieto de Don Paco Bultó se dedica a correr y deja atrás la mala suerte del año pasado puede darle a Rossi el disgusto de su vida. ¿Se imaginan a 'Il Doctor' doblegado ante una Ducati llevada por Sete? Se merecería esta lección ante tanta arrogancia.