El Madrid ha abandonado a Carlos Jiménez a su suerte. En verano le dijo que le quería y el jugador se lo creyó a pies juntillas, pese a que el Madrid no estaba dispuesto a pagar su cláusula (3,6 millones) al Estudiantes. Si hubiese sido así ya estaría pagada y no habría caso. El Estudiantes dejó pronto muy claro que no habría negociación y Carlos Jiménez tomó entonces las riendas del asunto. Lanzó a los cuatro vientos que si no se marchaba, su rendimiento en el Estudiantes iba a estar bajo mínimos. Lo está siendo. Tal es así que el pasado domingo no jugó un solo minuto. El Estudiantes es último, no ha ganado ningún partido y su lucha por el descenso puede ser dramática. Para los últimos cada partido es una final, porque no hay playoff.

Es una realidad que el caso Jiménez está desestabilizando al Estudiantes. Toda la plantilla se encuentra afectada por la actitud de quien fue uno de sus líderes y ahora muestra una actitud tan poco profesional. Se trata de una situación provocada por el Madrid, no con tal fin, pero cuya consecuencia es la apuntada. El Madrid no ha llevado bien el asunto. Quiere al jugador, pero no a su precio, le manda a la guerra contra su club al ver que no hay acuerdo, y cuando así tampoco llega el arreglo, lo abandona pues sigue sin querer pagar, quizá a la espera de que la situación se haga insostenible. Esta siendo una lucha desigual. El todopoderoso Madrid contra un club que, por muchas subvenciones que reciba, vive de la cantera. Demasiada prepotencia.