¿Llegó Peary al Polo Norte?

¿Llegó Peary al Polo Norte?

La semana pasada un grupo de cinco expedicionarios con trineos de madera tirados por perros llegó al Polo Norte Geográfico en 37 días tras recorrer más de 700 kms., el mismo tiempo y la misma distancia que necesitó Peary y sus cinco acompañantes (Matthew Henson y cuatro hombres de la tribu inuit) en 1909 para erigirse en los conquistadores del Polo Norte. Ambas expediciones salieron desde el mismo punto: el cabo Colombia en el norte de Nunavut. Para ser más exactos, lo han hecho en 4 horas y 49 minutos menos, según su propia declaración. También ha afirmado Tom Avery, miembro de la expedición, que así pretenden acallar las dudas y críticas que durante todo el siglo XX y hasta hoy mismo han caído sobre el logro de Peary. Más allá de la dificultad que supone reproducir con exactitud las condiciones en las que se produjo aquella expedición (ni los medios a su disposición ni los conocimientos ni la preparación física -por poner sólo unos pocos reparos- de unos equipos separados por casi cien años pueden ser comparables), me resulta difícil dar por zanjado un tema tan debatido desde el mismo momento en que Peary comunicó al mundo que había conquistado el Polo Norte.

De hecho, ya en el mismo 1909 otro norteamericano, Frederick Cook, también se proclamó conquistador del Polo Norte iniciándose una agria polémica que pretendió zanjar el mismísimo Congreso de los Estados Unidos, declarando vencedor oficial a Robert Peary. En mi opinión, sin embargo, la polémica se mantiene viva. Desde hace mucho tiempo grupos norteamericanos, y muy en particular la poderosa National Geographic (que ya en su tiempo se posicionó a favor de Peary), intentan convencernos de que Peary fue el primero. No hace muchos años lo intentaron "vendiéndonos" la original idea de que estudiando la sombra proyectada por el grupo de Peary en la foto que tomaron y su ángulo de inclinación, se podía determinar con "absoluta certeza" que estaba hecha en los 90º Norte. Muy pronto aquellas pruebas "científicas" se derrumbaron como un castillo de naipes. Y mucho me temo que ahora sucede lo mismo.

El problema para creer a Peary es que toda su vida fue un canalla sin escrúpulos que no se detuvo ante nada. Un tipo que se acostaba con las mujeres de sus esquimales a cambio de cuchillos. Que comerciaba con los cadáveres de los esquimales, colaboradores suyos, que vendía al Museo Americano de Historia Natural... En fin: a un tipo así no se le puede creer sin más. Sobre todo cuando no hizo medidas convincentes (como luego haría Amundsen en el Polo Sur), y dejó atrás al único colaborador que podía haber servido de testigo. Y, sobre todo, no cuadran sus cifras de avance y resulta extraño que nada más dejar a los testigos molestos, se pusiera, literalmente, a volar hasta el Polo Norte. Uno, ya lo saben ustedes, es un romántico declarado y le resulta difícil aceptar que donde fracasaron el gran Fridjot Nansen y Luis de Saboya, triunfara este tipo que representa lo peor del sueño americano. Mientras no me presenten una prueba no me lo creeré.

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Sebastián Álvaro es director del programa 'Al Filo de lo Imposible', de TVE.