La paz llega al baloncesto

La paz llega al baloncesto

La Euroliga despegó ayer con la buena noticia recibida en la víspera de que FIBA Europa y la ULEB han firmado la paz. Ustedes me dirán que es noticia intrascendente, pues lo que quieren ver es baloncesto y la Euroliga tampoco iba a desaparecer porque no tuviera el reconocimiento oficial de FIBA Europa. Que fuera una competición privada en lugar de federativa era, al fin y al cabo, lo de menos para el espectador. Pero de no haberse llegado ahora a un acuerdo hubiera habido lío. Y mayúsculo. La FIBA estaba dispuesta a excluir de sus competiciones, es decir, de los campeonatos de selecciones, a los jugadores que participaran en torneos no oficiales como era la Euroliga. Como ahora ya la reconoce, no tomará medidas.

FIBA Europa se lleva, a cambio, una contribución económica de la ULEB. Llámese, si se quiere, impuesto revolucionario, pero tampoco será mucho, porque la Euroliga apenas reparte dividendos. Se planteó inicialmente como una liga privada para repartirse los clubes los beneficios, pero luego resultó que no fueron tantos. Es también buena noticia porque el acuerdo significa un cambio de actitud en Portela, presidente de la ULEB y también de la ACB. Portela se había dedicado en los últimos años a pelearse con el mundo. Ahora ya no quiere más enfados con la FIBA y parece que también tiende la mano a la Federación Española al avalar la candidatura de Sáez a la presidencia. Bienvenida sea esta paz.