En el plan estratégico que Madrid elabora para ganar la votación que le permita organizar los Juegos de 2012, José María Odriozola, presidente de la Federación Española de Atletismo, va a ocupar un papel relevante. Va a convertirse en uno de los principales embajadores de la candidatura. Por eso de que el atletismo es el deporte rey de los Juegos, de los 114 miembros del Comité Olímpico Internacional, 19 proceden del atletismo. Los 19 votos sobre los que puede tener influencia le reservan un puesto de privilegio para que, a última hora, la votación favoreciera a Madrid. Odriozola, además, está muy identificado con el mundo anglosajón, que será quien tenga el voto final cuando Madrid y París se queden solas.

Odriozola, como miembro del comité ejecutivo de la Federación Internacional de Atletismo, está bien relacionado con los altos directivos de su deporte. El presidente, Lamine Diack, senegalés, inclinará su voto hacia París, pero hay otras 18 personas del atletismo que también votarán y para quienes Odriozola no es un desconocido. De ahí la importancia que nuestros presidentes ocupen puestos en las federaciones internacionales. Villar también lo ocupa, y bien importante, pues es vicepresidente de la FIFA y de la UEFA, pero su desconocimiento del inglés le impide una fluida relación. Y es una pena, porque entre lo del idioma y que tiene medio pie fuera, se nos van a ir 12 votos del fútbol en la votación.