Eduardo Portela, presidente de la ACB, ha llevado el tema de la televisión a la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales). La SEPI está, por ejemplo, para acordar que la participación pública civil en el conflicto de los astilleros de Izar llegue al 70% y para controlar los gastos de los organismos públicos, TVE entre ellos. Como TVE no ofrece compensación alguna por los derechos de los partidos de la ACB, Portela ha solicitado al presidente de la SEPI que autorice el desembolso que ahora mismo TVE no puede asumir por tener gastado ya el 80% del presupuesto y por la deuda de 6.000 millones de euros que arrastra. Portela no sólo pide dinero. También, promoción del campeonato y horarios de máxima audiencia.

Como no es probable que la SEPI se responsabilice de aumentar la deuda con unos derechos cuyo valor es inexistente -ninguna otra cadena nacional entra en la puja-, Portela terminará por prohibir a TVE la transmisión de los partidos gratis. No le quedará más salida, pese al enfado de los patrocinadores, pues lo contrario sería la aceptación de que el valor de su competición ha llegado a ser cero. Echará la culpa a televisión, que ya paga 20.000 euros por la producción de cada partido, y desviará así la atención del auténtico problema. Este no es otro que la pésima gestión de una liga profesional incapaz de sobrevivir sin la caridad del dinero público. El baloncesto tiene la solución en su mano: pedir el relevo de Portela.