El Guerrouj, premio Príncipe de Asturias de los Deportes. Es el reconocimiento a un grandísimo atleta. El mejor de todos los tiempos en su especialidad: los 1.500 metros. Una distancia dominada tradicionalmente por el mundo anglosajón hasta la aparición de los grandes corredores norteafricanos. Una distancia que es el compendio de todas. Requiere velocidad y resistencia. También, ser un excelente estratega. Para saber colocarse y para saber cuándo y dónde atacar en función de los rivales. Una distancia que nos resulta familiar. Porque con Abascal y González salimos de pobres, hasta que apareció Cacho y elevó el prestigio de nuestro atletismo hasta cotas insospechadas.

No es casual que el premio se lo den a un especialista de 1.500. Coe también lo era. Es una distancia que, como queda dicho, requiere de grandes virtudes. Y cuando éstas se extienden fuera de la pista, uno se hace acreedor a grandes premios. El Príncipe de Asturias lo es, aunque a veces haya habido errores. Esta vez, no. El Guerrouj es un atleta colosal; un caballero en las victorias y en las contadas derrotas que ha tenido. Ejemplar. Tampoco es casual que se lo den ahora que es miembro del Comité Olímpico Internacional y, por tanto, con derecho a voto en la elección a los Juegos de 2012. Pero lo mejor de todo es que, aunque no lo fuera, su reconocimiento es tan justo que lo hacemos nuestro. Enhorabuena Hicham.