Sainz se va con la cabeza alta

Sainz se va con la cabeza alta

Carlos Sainz se va. Es curioso. Se retira ahora que ha conseguido mejores resultados que tiempos atrás, cuando atravesó una crisis de resultados tremenda. Entre 1998, 1999 y 2000 sumó 26 carreras sin ganar y luego estuvo otras 22 sin conocer el triunfo. Hasta 2002. Una sola victoria en 49 carreras es como para hacer dudar a cualquiera. Y si encima no es un cualquiera, sino alguien que en tres años consiguió dos títulos mundiales y un subcampeonato, merced a 13 victorias en 33 carreras, es lógico que encienda las alarmas y se replantee el futuro. Sainz pasó por esos momentos. Parecía haber llegado el momento de la retirada. Estaba a punto de cumplir los 40, tenía la vida solucionada y tenía que luchar los contratos.

Sainz, sin embargo, decidió seguir. Y tras aquella victoria de 2002 en Argentina, aunque de rebote tras las descalificaciones de Gronholm y Burns, llegó otra en 2003, la de Turquía, y este año otra más, de nuevo en Argentina. Sainz volvía a ser un piloto competitivo. A su victoria en Argentina añadía esta temporada sus terceros puestos en México, Chipre, Finlandia, Alemania, Italia y Córcega. Siete podios en 14 carreras. El 50%. Casi como en sus mejores tiempos. Un porcentaje superior en ocho décimas a su media tras 18 años de competición. Sainz había recuperado su crédito. Ahora sí era el momento de retirarse. Para hacerlo con la cabeza bien alta. Porque los campeones no salen por la puerta de atrás.