¡Vaya cómo se las gasta Rossi!

¡Vaya cómo se las gasta Rossi!

No es frecuente que nos sorprenda el amanecer con un Carrusel de motor. Ayer dio esa coincidencia. Fórmula 1 y motos simultáneamente mientras se levantaba el día, y con los intermedios justos para cambiar de cadena y comprobar si Pedrosa podía ser ya campeón del mundo o no a poco que Elías le echara una manita, si Alonso, que se pasa las carreras remontando, podría alcanzar el podio, si Sato, por esto de estar en casa, haría alguna barrabasada, si Trulli mejoraría su rendimiento con Toyota... De Schumacher no hablo. No hablo, porque con él no cabe esperar sorpresas. Tiene el mejor coche, es el mejor piloto y no hay más que añadir. Rossi, en cambio... Rossi es una bendición.

Cuando apareció Rossi ya habían acabado los coches. Mejor. Todos los focos para él. Detrás, Sete. Picados los dos. Rossi era el tramposo; Sete, el acusica. Por primera vez se hablaba de órdenes de equipo en Honda. Biaggi tendría que dejar pasar a Sete si fuera necesario. Ya no es sólo que Rossi hubiera cogido este año una de las peores motos, sino que cuantos le rodeaban estaban aliados en su contra, como pilotos Honda que son. De hecho, Barros hizo de tapón para que Sete tuviera a Rossi al alcance. Eran todos contra Rossi. ¿Y qué hizo éste? Hacer inútil cualquier estrategia de Honda, pues hubiera sido ridículo que todos frenaran para dejar a Sete segundo. Así se las gasta Rossi cuando se pica.