Montreal 1976. La excelencia de Comaneci

Montreal 1976. La excelencia de Comaneci

Nadia había competido contra sí misma. Aunque en su prueba se hubiera beneficiado del boicot que hubo en otras, hubiese ganado lo mismo. Y es que en Montreal se produjo el primer boicot del olimpismo, en protesta por la presencia de Nueva Zelanda. Su equipo de rugby había jugado en Suráfrica y 22 países africanos se negaron a competir junto a deportistas de un gobierno que había permitido la gira por un país racista, vetado de hecho por el COI. El olimpismo afrontaba las consecuencias de que los conflictos se trasladaran a los Juegos. Y todo se complicaba aún más cuando Montreal hizo saber que las infraestructuras habían dejado unas deudas enormes. Los Juegos ya no eran rentables. Ni política, ni económicamente.

La gimnasia es el deporte que busca la excelencia. Por eso es uno de los pilares de los Juegos, junto con el atletismo y la natación, tres deportes que jamás han faltado a la cita olímpica. En la gimnasia, la severidad de los jueces es notoria, porque entienden que la perfección no existe en el ser humano. Referido a este deporte, cualquier movimiento es susceptible de mejora en cuanto a grado de dificultad se refiere. Por eso el 10 es una nota prohibida. Nunca dada al menos. Hasta que llegó Nadia Comaneci, cuyo nombre entró en el Olimpo cuando los jueces, durante los Juegos de Montreal, enloquecieron ante la excelencia de su ejercicio en las barras asimétricas. Fue el primer 10 de Nadia. Luego siguieron seis más.