Los Ángeles 1932. La Gran Depresión se hizo notar

Los Ángeles 1932. La Gran Depresión se hizo notar

Los Ángeles echa el resto en la organización de los Juegos de 1932, pese a que aún se dejan notar los efectos de la Gran Depresión de 1929, que dio origen a una crisis económica mundial, motivo por el cual no hubo otras ciudades candidatas. Los Ángeles levanta el soberbio Coliseum, que sirvió, 52 años después, para ser escenario de otros Juegos, y crea la villa para atletas, aunque exclusiva para los hombres. Los Juegos fueron un éxito y estrenaron el cronometraje eléctrico, así como la foto-finish, pero el cambio de continente se hizo notar. Los 46 países participantes en la anterior edición se quedaron en 37 y los 2.883 participantes, en 1.332. Pese a la merma, se fijó por primera vez el cupo de tres atletas de un país por prueba.

Esta medida se llevó hasta el extremo de que si un deportista ya había participado en tres finales, no podía hacerlo ya en más. Así se privó a Mildred Didrikson, campeona en vallas y jabalina, y subcampeona en altura, la posibilidad de sumar más medallas en longitud, disco y relevos, donde también figuraba entre las favoritas. Indignada por estas arbitrariedades, dejó el atletismo y se pasó al golf con excelentes resultados, pues ganó 31 torneos del circuito profesional. En estos Juegos Santiago Amat, quien ya fuera cuarto en los de París de 1924, logró la medalla de bronce en la clase dinghy e inició la cuenta de la vela española, que figura como nuestro deporte olímpico más laureado con 14 medallas.