A los Juegos de Atenas vamos a llevar siete equipos: los masculinos y femeninos de baloncesto, balonmano y hockey, más el masculino de waterpolo. No vamos, bien por no habernos clasificado o no haber participado en la fase de clasificación, en ninguna de las dos categorías de fútbol, voleibol, béisbol y su versión femenina del softbol, y waterpolo femenino. Participar en el 50% de los deportes olímpicos de equipo parece un balance discreto. Podía estar mejor, pero tampoco está mal. Sólo Grecia, que como país organizador puede participar en todos los deportes, Australia, Italia y Estados Unidos presentan más equipos que nosotros. A nuestro mismo nivel se sitúan China y Japón.

Las 154 plazas para deportes de equipo en Atenas se las han repartido al final 49 países. Las presencias más sorprendentes corresponden a Irak en fútbol masculino y a Kenia en voleibol femenino. Esto no quiere decir que tengan más nivel que nuestras selecciones, pero el olimpismo apuesta por la universalidad y por eso establece un sistema de clasificación por continentes, para que todos estén representados. Por la misma razón que sólo pueden acudir tres atletas por prueba de un mismo país, en los deportes de equipo tampoco acuden todos los mejores del mundo, por ese cupo de participación en cada continente. Y entonces los mejores se sacrifican en pro de los peores. Así son los Juegos.