Quién es Álex Palou, el otro español que compite en las 500 Millas de Indianápolis
El catalán llegó hasta los monoplazas bajo la tutela de Adrián Campos y tras renunciar al sueño de la Fórmula 1, ahora brilla y sueña con ganar en la IndyCar.
Hace un par de semanas que comenzó a sonar con fuerza el nombre de Álex Palou en la órbita del automovilismo pese a que, realmente, el catalán comenzó a dejarse ver mucho antes de que llegase la 104º edición de las 500 Millas de Indianápolis. Hace 23 años, en San Antonio Vilamajor (Barcelona), nació un piloto que por nivel podría competir con su coetáneo Charles Leclerc en la Fórmula 1 y que, sin embargo, tuvo que cambiar los planes que marcaba su hoja de ruta para seguir persiguiendo un sueño que le ha llevado hasta el certamen americano.
Las carreras comenzaron en la trayectoria de Palou después de las comidas familiares junto a su padre y su tío. Después de cada reunión, los volantes se convertían en los protagonistas y una vez llegó al asfalto, Adrián Campos descubrió un talento que “tiene la cabeza de Antonio García y la madurez de Alonso”. Curiosamente su próximo rival en una cita en la que se ganó su pase con una trayectoria que comenzó con el mentor español en la Eurofórmula Open durante la temporada 2014. Allí el catalán logró 3 victorias de las 11 ocasiones que visitó el cajón y que le catapultaron hasta la GP3 de la mano del Campos Racing con el Gran Circo siempre de fondo. Pero llegar hasta ahí no depende solo del piloto y Palou supo como encajarlo.
Alejado de la vida cotidiana de un chaval de 23 años, lo que a él le gusta “es correr y ganar carreras” y ese pensamiento le llevó a competir de forma simultánea en varios campeonatos durante 2017. Esa temporada Palou tuvo su primer contacto con los monoplazas japoneses pero también, debutó en la Fórmula 2 de nuevo gracias a Adrián Campos ,aunque con nacionalidad japonesa ya que era uno de los requisitos que exigía el certamen del país nipón para competir. No llegó al podio en la antesala a la F1, pero sí al Campeonato Europeo de F3 donde terminó séptimo un año más tarde, para regresar a Japón y brillar en la Super Fórmula.
El rookie del certamen japonés, que compartió pista con pilotos como Kobayashi, se deshizo de esa mochila con la escudería Dale Coyne Racing y aspiró al título hasta la última carrera, para seguir añadiendo galardones a una trayectoria no exenta de rutinas desde que desembarcó en el karting. Limpiar las zapatillas, colocarse el guante derecho, un saludo especial con su padre y subir al coche por el lado izquierdo por ese orden, siempre le han acompañado hasta hacerle protagonista y candidato, por méritos propios, a una victoria que puede coronar el sueño americano. Hace un año ya pudo vivir “lo que es una carrera de la Indy desde fuera" y fue algo "especial de verdad”. Cuánto no lo será, con él ahora como protagonista.